miércoles, 21 de noviembre de 2007

Esta es una carta de amor desesperada

El hermano de C


Sí, para ti, porque a pesar del paso del tiempo, de las decepciones, los desplantes y tu inconstancia, siento que te amo, no sé por qué, en una noche como esta, de insomnio, pienso en ti. Hoy vi la foto de tu hermano menor y vi tus ojos, tus orejas, todo tú representado en él y te amé con el pensamiento.

Hoy es uno de esos días en que quise tener tus ojos, tu mirada, tus manos, tus abrazos, tus palabras, tu risa, tu baile, tus muecas, tu todo a mi lado. Hoy es uno de esos días en que olvidé tus desplantes, la forma en que desapareciste, tus engaños, tanta farsa, tanta mentira, hoy olvidé todo eso por completo y te añoré a mi lado mi precioso amor.

En el rostro de tu hermano vislumbré el tuyo, esos ojos tristes, ese menton abultado y añoré taanto tenerte cerca...hoy es una de esas noches en que el demonio hace de las suyas y me posee, haciéndome decir cosas como las de este post. Sí, quizá aún te ame, pero con la fuerza del infierno, que te trae a mi pensamiento con intenso dolor y atisbos de amargura. Hoy reniego de mi misma, pues mi dignidad no tolera que este tonto corazón te extrañe tanto y sienta tantísima ternura por ti, aún cuando lo pateaste y escupiste sobre él, cuando se entregó plenamente a tus deseos.

Hoy ha sido una de esas noches que no se deberían contar porque averguenzan al alma, hoy te amé otra vez, pero sólo con la mente y acaso es esta, cruel verduga de niña taaan buena que se hace la mala para intentar no sufrir.

La noche está acabando, el día llega y no he dormido, en una noche laarga, llena de recuerdos y con una cabeza alocada que te desea, te extraña, pero a la vez te aborrece y no te perdona.

La noche concluye y llega la mañana, pero todo sigue igual que ayer, antes de ayer y hace un año, hoy, con la ebriedad que causa el insomnio te digo mi querido C que a pesar de todo, te sigo amando...

qué asco me causo a mi misma!

Mi lado racional no tolera tanta incoherencia y por eso...jamás escucharás estas palabras de mi boca, jamás te diré que te amo porque no lo mereces C, no lo mereces, no mereces ni un segundo de mis pensamientos, ni uno solo de mis suspiros, ni un gesto enternecido al recordar tu rostro surcado por las arrugas de tus 31 años...

Son las 4 de la mañana y lo único que ahora me queda hacer es dormir... al menos intentar dormir, un par de horas, estoy segura que al amanecer habré olvidado esta sensación de vacío que me dejó tu cobarde huída.

Chau C

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